Porqué NO compré una cocinita de madera

El año pasado por estas fechas estuve algunas semanas con un conflicto de ideas. Había visto a B muy interesado en el juego con cocinitas y tiendas. En el cole él y sus amigos jugaban mucho con ellas y en las casas que visitaba se emocionaba al verlas. En un punto en nuestra casa, empezó a usar un mueble súper básico destinado a apoyar la TV para simular un mostrador. Era un mueble que vino con este piso porque lo alquilamos amoblado. (De las cosas que no pudimos eliminar.) Y empecé a sentir que lo estaba privando de recibir en Navidad algo que podría encantarle: una cocinita de madera.

Algo dentro de mi me decía, que él estaba haciendo algo mucho más interesante al intervenir el espacio. Creando su propio escenario. Usando elementos que no tenían la forma de los alimentos que nos servía. Pero sí quizás alguna característica que le invitaba a simularlo.

Pero al mismo tiempo empecé a intentar descubrir qué pasaba dentro de mi. Si estaba prevaleciendo mi deseo de explorar con él ese tipo de intervenciones sobre el verdadero interés de él por un juguete especial.

En aquellos días como suele suceder en estas fechas, había una gran oferta de juguetes por todas partes. Empecé a evaluar qué cocinas podrían entrar en mi espacio. Habían muchas y muy hermosas. Pero hasta la más pequeña forzaba el espacio y las funciones que ya estaban relativamente definidas por aquí. Colocarla no implicaba una reorganización, sino sacrificar alguna de las otras actividades que venían funcionándole muy bien a la familia, y también a él.

Que jueguen no depende del juguete que le compramos.

En mi búsqueda di con una experta en pedagogía. Leerla fue como una sacudida que puso cada pieza en su lugar. Varias de las cosas que estaban haciéndome ruido al pensar en comprarla eran ciertas. Y otras, que no tenía tan claras, me ayudaron a re-ordenar lo que tenía en mente hacer.

Decidí entonces apoyarme un poco en su sustento y un poco en los conocimientos que alguna vez exploré sobre el juego, el espacio, la imaginación infantil y su intervención en él. Decidí ser para B la mamá que realmente tiene. Alguien que lo observa atenta, le quiere dar lo mejor y que trae agunas tácticas para lograrlo. Que solo el tiempo confirman qué tanto funcionan.

Finalmente descarté la idea de comprar la cocinita. Hice lo siguiente:

  • En primer lugar, renuncié a tener una linda cocinita en mi espacio porque realmente no tenía un espacio apropiado para ponerla.

  • Me puse manos a la obra en un mini proyecto para crear una “provocación lúdica” (si vale el término aquí, fuera del contexto educativo). Basándome en la observación hacia sus intereses.

  • Definí mentalmente (nuevamente) la diferencia entre juego simbólico y vida práctica. De manera que mis expectativas sobre el uso de ese espacio fuera realista. Explico esto más adelante.

  • Elegí los juguetes que podrían funcionar para crear esa invitación al juego simbólico y a la interacción social.

  • Lo armamos juntos al terminar de abrir los regalos de Navidad.

Spoiler: la cocinita de madera puede ser un gran regalo.

Pienso que si hubiera tenido suficiente espacio, podría habérsela comprado. Pero quiero dejar claros algunos puntos que me ayudaron a quedarme tranquila. Sabiendo que, no estaba siendo una madre centrada en mis deseos por no comprarla. Aquí van:

  • La cocinita aparece en muchos espacios “Montessori” pero no es un material de esas pedagogía.

  • En mi casa tengo una cocina real, con materiales, frutas, verduras, calor, frío, texturas y sonidos reales. Que le aportan una experiencia sensorial mucho mas enriquecedora que un juego de imitación. Además de trabajar en el desarrollo de sus habilidades mientras “juega” a cocinar. Cuando me certifiqué enAmbiente Montessori en casa 3-6 años, reconfirmé algo que hacía muchos años había investigado. Lo que llamamos “trabajo” para ellos es aprender jugando.

  • No descartaba la idea de comprarla porque la cocinita, tienda etc, es un tipo de juego simbólico. Como tal evoluciona desde el juego a solas, hasta el juego como socialización.De ahí que muchos niños luego la dejan de lado para usarla solo cuando vienen los amigos. Pero usarla y mucho al fin y al cabo!

  • Como NO tenía espacio, decidí USAR EL MOBILIARIO con el que ya contaba. Para adaptarlo a un escenario que lo alegre, lo invite a socializar con sus visitas y nosotros. Lo entretenga de formas en que solo más adelante pudimos observar.

Las cocinitas que más me tentaron (y hubiera comprado si tuviera el espacio)

Porque creo que muchos sí que tendrán el espacio para colocarla y quieren tener una en casa, les dejo las opciones de cocinitas que más me tentaban:

  1. La cocinita básica de Zara Home (fui a verla en persona) por la altura pienso que es ideal si tus niños están entre el 1-3años.

  2. La cocinita grande de Zara Home. Es preciosa. El color va perfecto con decoraciones cálidas.

  3. La clásica cocinita de IKEA. Esta opción es genial porque es suficientemente robusta para mantenerse firme durante el juego. Su diseño es minimalista y encaja en la mayoría de los espacios.

Dejo también, 3 proveedores con mis opciones favoritas en Perú. Tanto por la estética como por su fabricación artesanal, que para mi es un valor agregado:

  1. Picorú. Esta marca tiene cosas preciosísimas. Es de las pioneras en Lima haciendo cocinitas. Amo el nuevo lavadero maxi que le han puesto a su modelo. Tiene opciones para personalizar. Lo mejor: tienen una política de fabricación consciente y de apoyo al artesano local.

  2. Paloma Oliart Arte. La sigo desde hace mucho tiempo porque me dieron su referencia. Tengo algunos productos de los primeros que sacó, hace todo con muy buena calidad y un gusto hermoso. Las cocinitas que ha sacado este año no se quedan atrás, siguen todas esas características. También apuesta por la fabricación artesanal.

  3. Aserrín. He comprobado la calidad de los mobiliarios de esta marca en los primeros 2 años de B. Usamos todo su circuito. He visto recientemente sus cocinas. Confiaría en ellos para comprar una.

Cómo y dónde las usaría considerando los principios que conozco:

Se los cuento en esta publicación.

Su espacio ideal

Elegí implementar el espacio de acuerdo a lo que había observado en él. Sus intereses y su manera de interactuar con nosotros. Entendiéndolo como juego simbólico y no como un interés en cocinar ni vender. Que la verdad, él también lo tiene. Y lo hemos explorado (y mucho) en la cocina, en nuestro día a día. Como exploración de lo que María Montessori llamaba área de Vida práctica.

En un siguiente post me dedicaré a contarles como lo equipamos y el porqué.

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Transformé mi espacio social en un espacio kid friendly (sin perder mi estilo).

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